viernes, 26 de diciembre de 2008

Poesia enviada por Felix Gaviño

Son treinta. Elegidos. Quizás durante el año no los veas nunca. Puede ser que estén escondidos hasta finales de Julio, fecha en la que se empiezan a dejar ver por la Velá de Triana. Y antes de que termine Agosto, vuelven a desaparecer.Estos treinta duendecillos son de muy corta estatura pero muy grandes por dentro. Sin embargo el jefe de estos duendes es grande tanto por fuera como por dentro, como su padre que en gloria esté.Aunque sean pequeños, no se asustan ante la gran responsabilidad que se les confía. Tan importante como para que mas de una ciudad confíe en ellos y todo un gremio los envidie. Y es que son herederos de un oficio que miman para que se conserve tal cual.Serios en el trabajo y revoltosos cuando se ha terminado, como todo duende que se precie.Si estas atento y eres listo, quizás los veas el próximo día 15. Tiene que ser muy temprano. Rondarán La Catedral. Van completamente vestidos de blanco. De pies a cabeza.Desde aquí, duendecillos, deciros que os envidio con toda mi alma, por ser los encargados de pasear y mostrarle a Sevilla a la Dama con el nombre mas sevillano. Os envidio enormemente por ser los costaleros de La Virgen de Los Reyes, que para mi es mucho mas que cualquier título nobiliario.En Sevilla, el día en que D. Eduardo Bejarano me igualó en la primera de La Virgen y me dijo que me salía de alto.Y es que ser un hombre de La Virgen es muy difícil...

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