martes, 9 de diciembre de 2008

La Inmaculada del Santo Ángel 172 años después recorrió Sevilla

Aunque los actos por el IV Centenario del Santo Ángel continúan, el principal quizás haya sido el efectuado el 8 de diciembre con la procesión de la Inmaculada de Duque Cornejo, 172 años después de su última salida.
Amplia participación de hermanos, muchas hermandades invitadas, magnífica acogida del público y una visión más que entrañable de la majestuosa talla dieciochesca con los exornos propios de la Navidad.
El equipo de capataces comandado por José Manuel Palomo sacó sobresaliente en su estreno al mando de las cuadrillas de costaleros, al igual que la labor realizada por José María Carmona como diputado mayor de gobierno. Como novedades, el paso iba escoltado por miembros de gala de la Banda de CC. y TT. de la Hermandad de Ntra. Sra. del Sol.
Un par de escollos encontró la procesión en su devenir por las calles del centro. En primer lugar dos pivotes situados en la confluencia de Sierpes con la Plaza de San Francisco, que no quiso quitar (son desmontables) la policía local cuando la Hermandad les avisó. A pesar de ello el paso pudo esquivarlos.
Por otro lado las cadenas colocadas justo el día antes en la Plaza del Salvador que no dejó transitar por la misma la procesión, teniendo que tirar por la Plaza del Pan para buscar posteriormente la calle Córdoba y Sagasta.
De las hermandades que tenían confirmada su asistencia, ya fuera por escrito o de palabra, tales como la Estrella, Panaderos, Soledad de San Buenaventura, Esperanza de Triana, Amparo, Carmen Doloroso, del Puente de Triana, Consolación de Carrión o la Asunción de Cantillana, faltaron Baratillo, Aguas y Nieves.
El único reproche
Por lo demás todo magnífico en ejecución, tiempo y público, con la única salvedad, a mi entender, del repertorio musical elegido, demasiado triste y melancólico para un día de júbilo como es la Inmaculada Concepción, así como el redoble de la caja durante el tiempo que no sonaban las marchas, que recordaba al sonido fúnebre y tétrico de la música de los duelos, más propio de un entierro que de un acto de felicidad ante la maternidad de la Virgen María.

No hay comentarios: